viernes, enero 02, 2009

El infierno imbécil, Martin Amis

Trad. José Manuel Álvarez Flórez. El Aleph, Barcelona, 2008. 315 pp. 20 €

Pedro M. Domene

Estados Unidos se parece, según Martin Amis, más a un mundo que a un país y quizá, por este motivo, se podría escribir sobre la gente o sobre la vida allí. El escritor inglés aclara en la introducción de su libro más reciente —en España—, que le habían pedido, al menos, en dos ocasiones que escribiera sobre Estados Unidos, y apunta que dedicó cuatro o cinco minutos a considerar tan monstruosa empresa. El resultado es El infierno imbécil, una valiosa colección de artículos y ensayos que El Aleph publica en español aunque el narrador los había ido entregando, a lo largo de la década de los ochenta, a revistas tan prestigiosas como The Observer, Sunday Telegraph Magazine, London Review of Books o Vanity Fair. Gran conocedor del país, pasó el curso académico de 1959-1960 en Princeton, Nueva Jersey, y allí, subraya, llevó pantalones cortos, comió pavo el día de Acción de Gracias y se disfrazó, con una horrible máscara, en Halloween. Por aquel entonces al futuro escritor Estados Unidos lo excitaba y lo asustaba a partes iguales, y así ha seguido siendo, incluso cuando años más tarde su propia madre vivió allí durante una larga temporada, algunos amigos expatriados se mudaron y su propia esposa es de nacionaloidad estadounidense, su hijo pequeño medio americano y él sigue admirando a un importante número de escritores. La colección que se reúne, tan interesante como espléndida (veintiséis entregas de una variada extensión), ha resultado un esbozo de periodismo peripatético porque incluye algunos artículos en los que el viaje sólo es mental; algunos otros resultan de conexiones y añadidos de otros tantos, además de, muchos años después, haber podido reescribir en ocasiones alguno de ellos cuando las informaciones resultaban excesivamente inexactas.
Las páginas de este libro, cuyo título asegura haber rescatado de un frase de Saul Bellow, resultan de una sagacidad impresionante, sutiles en lo mejor de opiniones propias, infalibles cuando se trata de escribir sobre algunas de sus pasiones: los nombres y obras de Saul Bellow, Gore Vidal, Philip Roth; no dejará de asombrarnos con el retrato de algún perfil más desconocido de alguno de los escritores más populares de la literatura norteamericana, como por ejemplo, Norman Mailer, un excéntrico Truman Capote, un curioso Joseph Heller, William Burroughs, Kurt Vonnegut, John Updike, o Paul Theroux; entrevistará a un brillante y emergente Brian de Palma; asistirá en Dallas a la campaña del candidato presidencial Ronald Reagan y pondrá al descubierto su tremendo encanto de actor para ganar las elecciones; descubrirá el beau monde, el universo «muy pulcro y redondito» de la franja inmobiliaria más cara de América, Palm Beach; mostrará su admiración y escribirá sobre el asombro juvenil de Spielberg; entrará a la mansión Playboy; y analizará con conmovedora lucidez, en un temprano 1985, «bajo esas presiones insólitas» del momento, «el desastre humano» de la epidemia de sida y escribe, «en Nueva York un equipo de operarios de televisión abandonaron un plató negándose a colocarle en la ropa un micrófono a un paciente del sida».
Martin Amis (Oxford, Inglaterra, 1949), además de un celebrado escritor y una de las voces más influyentes de la narrativa anglosajona contemporánea, autor de Éxito (1978), Campos de Londres (1989), La flecha del tiempo (1991), Koba, el temible (2002) o La casa de los encuentros (2006), por citar algunas novelas de su amplia producción, a a que se suma el volumen periodístico Visitando a Mrs. Nabokov (1993). Leyéndolo podemos preguntarnos qué pueden tener en común Graham Greene, J. G. Ballard, Julian Barnes con los Rolling Stones, John Lennon, Karpov y Kasparov o Madonna; en realidad, Amis retrataba en este libro a sus maestros y a sus coetáneos, juega al póquer en Nueva Orleans, se pasea por la Feria del Libro de Frankfurt, presencia una partida de dardos, contempla a las bañistas en topless en Cannes o asiste al rodaje de Robocop II. Este libro resulta agudo, chispeante y rebosa inteligencia entre sus páginas y es, en definitiva, un viaje por nuestro peculiar, contradictorio y siempre sorprendente mundo; lo mismo ocurre con La guerra contra el cliché (2001), otro libro imprescindible, agudo, divertido, sarcástico como es habitual en el escritor, casi un fiesta intelectual. Algunos de sus autores favoritos, Nabokov, Ballard, Burgess, Updike o Naipaul, vuelven a tener el protagonismo del que hicieron gala en el anterior volumen de crítica. Las páginas en las que se dedica de forma monográfica a los grandes narradores de la literatura contemporánea norteamericana, Mailer, Vidal, Roth, Vonnegut, Capote, DeLillo, incluso su reseña de Mao II esconde una de las más preclaras y brillantes definiciones de la ficción posmoderna; la visión de Bellow resulta tan esclarecedora como algunos capítulos de los ensayos sobre Bradbury, Chenetier o Bilton. En los tres caos, el hilo conductor es el periodismo y la crítica ejercidos desde la buena literatura.
La variedad de perspectivas en El infierno imbécil provoca que el lector se sienta atraído por una visión tan divertida como espantosa de un país como Estados Unidos; Amis resulta, también hay que decirlo, elegante y profundo en sus apreciaciones y sus convicciones tanto de personajes como visiones de la sociedad o esa actitud particular y universal acerca de las más variadas cuestiones norteamericanas: el crimen, la música, la religión, el cine, el sexo y, por supuesto, la literatura. Para Amis, los críticos británicos tienden a considerar una vulgar neurosis la predilección estadounidense por las grandes cosas: las novelas, los coches, incluso las hamburguesas. Alguien como Dos Passos produjo la Gran Novela Americana y ahora todos sus descendientes quieren escribir una. USA, su trilogía reunida en 1938, recoge sus novelas, El paralelo 42 (1930), 1919 (1932) y El gran dinero (1936), como la mejor descripción del crecimiento del materialismo estadounidense desde la última década del siglo anterior hasta la Gran Depresión.
El repaso social, político, literario de Amis supone la más admirable visión ensayístico-periodística que se puede leer sobre un país. Unas semanas antes de las elecciones, el periódico The New Yorker, afirmaba algo tan contundente como lo siguiente: «En momentos de calamidad económica, perplejidad internacional, fracaso político y moral golpeada, los Estados Unidos necesitan tanto elevación como realismo, tanto cambio como firmeza. Necesitan un líder temperamental, intelectual y emocionalmente en sintonía con las complejidades de nuestro atribulado planeta. El nombre de ese líder es Barack Obama».

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